La internet como instrumento para un proyecto nacional
¿Puede una herramienta de transmisión de información impactar sustantivamente en el mundo o en alguna de sus facetas importantes, como la política? Veamos: la invención de la imprenta y la posibilidad de copiar masivamente libros cambió la historia, al acelerarla, pues facilitó que las ideas circulasen con más rapidez. Lo mismo está pasando con la internet: al igual que la imprenta, está ampliando el universo de productores de información, así como el de consumidores de la misma, acelerando la velocidad de circulación de las ideas.
Y las ideas le dan sentido a la acción, por lo que su mayor difusión facilita la acción colectiva basada en un sentido común. Ahora bien, para que una idea se haga "sentido común" tiene que conectarse con las emociones de un gran número de personas, trascendiendo diferencias de formación y de personalidad. Y cuando esto se da, el resultado no necesariamente es positivo, pues el sentido común de un grupo puede corresponder a una idea errónea o nociva. Ejemplo: la idea de que los extraños pueden ser pishtacos, en ciertas áreas rurales, la idea de que "todos los políticos son corruptos", o la de que "si no paran los colegios, la gripe contagiará a los niños". Pero también hay ideas que muestran a una población alerta ante maniobras de distracción: "esto es una cortina de humo para distrarnos de algo importante que se quiere ocultar". En suma, el sentido común es neutro respecto de la veracidad de las ideas que lo sostienen.
Sin embargo, la posibilidad que da la internet de que muchas personas puedan compartir masivamente ideas e información, permite un proceso de verificación cruzada, que dejará en pie solamente a las más consistentes y útiles: es común encontrar en la internet desmentidos a informaciones que se consideraban verosímiles. Por ejemplo, el 5 de junio del 2009, la información sobre lo que pasaba en Bagua iba cambiando hora tras hora, al punto que al día siguiente la verdad resultó tener un cariz opuesto a lo que inicialmente circuló: lo que comenzó con una masacre de indígenas a manos de policías terminó siendo lo contrario, si sólo contamos a los muertos (si contamos a los heridos, tendremos una verdad más completa: ambos grupos fueron masacrados, en un episodio más de la tragedia de la vida peruana). Y quienes no están atentos, pueden cometer gruesos errores, como ocurrió en el caso mencionado.
Pero quienes sí están atentos pueden generar ideas que orienten a los demás para encontrar un sentido útil para la vida entre el mar de ideas que circulan: pueden generar "buen sentido", tras hacer pasar las informaciones por verificaciones cruzadas, que permitan distinguir a las más consistentes y relevantes. El buen sentido ayuda a clarificar las cosas, a ver más allá de las apariencias. Por ejemplo: a ver que el atraso no es culpa de los pueblos, sino de sus dirigentes. O que la pobreza no es un mal inevitable, sino un efecto que podría evitarse con decisiones adecuadas. Entonces, el reto para los ciudadanos que quieren transmitir mensajes es hacernos portadores del buen sentido y convertirlo en sentido común de las mayorías.
Para esto la internet puede significar una gran oportunidad, pues en ella las ideas se filtran mediante el diálogo de todos los internautas, cuyas diferentes perspectivas ponen al descubierto las inconsistencias más gruesas, lo que facilita que las mejores ideas sean las que queden. Como la internet es interactiva - la comunicación es de ida y vuelta, los receptores plurales opinan y se vuelven emisores - los engaños no duran mucho, pues siempre aparece alguien que los descubre.
Esto exige a quien quiera usarla para difundir ideas, sinceridad y consistencia en lo que dice. Si las ideas son correctas y enganchan con la gente, pueden generar un sentido común basado en un buen sentido. Y esto es movilizador y transformador. Como lo es la generación de un proyecto nacional que le dé identidad a la población peruana. Tarea propia de la política, en el sentido estricto de lo que es la política: acción por la polis, por los asuntos públicos. Y no hay mayor asunto público, es decir, político, que la construcción de proyectos comunes, de ciudad y de Nación.
Proyectos comunes que en un país como nuestro Perú podrían resolver los problemas de pobreza e identidad que nos aquejan desde el inicio de la República. Asumiendo que estos problemas son consecuencias de un proyecto de país y de ciudades compartido, sin exclusiones basadas en la posición social, económica o cultural. Por ejemplo, en un barrio, primero es la decisión compartida de hacerlo agradable, con áreas verdes, limpieza, amabilidad de la gente y solidaridad entre los vecinos y con los visitantes; y a consecuencia de estas decisiones se irán generando las costumbres que le darán identidad al barrio.
La política constructora, aprovechando la velocidad de transmisión de la información y los instrumentos contemporáneos para hacerla circular en las mentes de las personas, deberá impregnar en la mayoría de los peruanos y peruanas, las ideas base de un proyecto nacional; e impulsar las prácticas que, desde nuestras diversas poblaciones, apuntesn a un objetivo nacional común. Así será posible que el 2021 podamos celebrar el 200 aniversario de la declaración de la independencia del Perú en un país integrado, solidario y donde todas las personas puedan desarrollar sus vidas, sus capacidades y su libertad.